Una oportunidad para profundizar la organización
La reincorporación de dos compañeros de la Secretaría de Energía que intentaron ser despedidos arbitrariamente por las autoridades a principios de febrero, marcó una nueva victoria de la organización de base de la Secretaría, una asamblea autoconvocada de trabajadores del área que está por cumplir casi dos años de existencia.
Aprovechando el período de vacaciones, y tal vez especulando que durante el mismo la reacción de los trabajadores sería mínima, las autoridades de la Secretaría le habían informado a dos compañeros contratados por universidad que no les renovarían sus contratos. Los dos compañeros participaban activamente en la asamblea autoconvocada que venía reclamando a través de distintas instancias el cumplimiento de los compromisos alcanzados en cuanto a pases a Ley Marco y recategorizaciones en planta, continuidad del pago de las contrataciones preexistentes hasta que los mismos se concretasen, y aumentos salariales para compensar la inflación.
Enterados de las cesantías, en el lapso de unos días los trabajadores de la Secretaría de Energía primero difundieron el hecho por todo el organismo y luego organizaron una asamblea, de la que participaron también los compañeros despedidos, y en la que entre otras medidas –que incluían un petitorio a las autoridades exigiendo la reincorporación inmediata– se resolvió también solicitar entrevistas con las delegaciones gremiales del Ministerio de Planificación para tratar el tema. Así fue que durante un mismo día se le planteó el problema tanto a UPCN como a ATE, que a su vez mantuvieron sus respectivas audiencias con las autoridades del Ministerio. En la misma tarde de ese día se le informaba al conjunto de los trabajadores de la Secretaría que los contratos de los dos compañeros serían renovados en lo inmediato.
Más allá de las gestiones de ambos sindicatos, fue claro que ese triunfo hubiese sido impensado en los plazos en que se dio si no fuese porque los trabajadores de la Secretaría se han mantenido organizados por casi dos años a través de la asamblea, donde la discusión y las decisiones colectivas permiten luego encarar un reclamo unificado, y por lo tanto infinitamente más potente que la “negociación individual” a la que las autoridades pretenden someternos a los trabajadores del Estado, y en particular a los contratados.
La experiencia recorrida por la Asamblea de Energía en estos casi dos años también ha reanimado el debate sobre la necesidad de afianzar la organización a través de la afiliación colectiva a uno de los dos sindicatos con personería en el Minplan. Después de haber logrado conquistas importantes a partir de la organización autoconvocada –que hasta cierto punto es en sí misma un indicador de la desconfianza hacia los sindicatos– es natural que los trabajadores comiencen a volver la vista sobre las herramientas de organización gremial formal disponibles, que no son propiedad de quienes circunstancialmente disponen su uso hoy, sino conquistas pasadas de los trabajadores que pueden y deben ser usadas en su genuino interés.
Desde el momento en que, dentro de la Asamblea de Energía, se planteó el relacionarse con las organizaciones sindicales (y con los sectores en lucha en otras dependencias de los ministerios) se tenía en claro que esto sería un paso para unificar los reclamos comunes y reforzar la participación democrática en las organizaciones gremiales. De ninguna manera se transformaría en una sustitución de la asamblea ni del cuerpo de delegados, pues estas organizaciones de base eran consideradas las herramientas más apropiadas para evitar cualquier tipo de burocratización. Así se planteó el tema a las autoridades sindicales y fue aceptado por ellas. Pero esto debe ser garantizado en los hechos. La afiliación de los trabajadores a cualquiera de los sindicatos no debe significar en ningún sentido, la delegación en manos de los mismos de la resolución de los problemas y reclamos de los trabajadores. Por el contrario, el agrupamiento gremial debe apuntar a lograr una mayor cobertura formal pero manteniendo y profundizando la organización en la base.
En este punto, la perspectiva de la afiliación colectiva debe tener como primer paso el reconocimiento como delegados con fueros gremiales, por parte del sindicato, de los representantes de los distintos sectores de la secretaría que surgieron al calor de los reclamos y que han puesto a prueba su capacidad para mantener la organización aplicando el método asambleario y logrando así la total independencia de los trabajadores a la hora de elaborar un programa de reclamos. Bajo la aceptación de estas condiciones por parte de alguno de los sindicatos que se elija, decidir y concretar una afiliación colectiva sería un gran paso adelante en la consolidación y evolución de la Asamblea Autoconvocada de la Secretaría de Energía, un espejo en el que debería mirarse el conjunto de los trabajadores del edificio.
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